En el año 852 saltó desde la Mezquita de Córdoba, sacó una lona de tela que aguantaba con sus brazos para amortiguar la caída. Su aterrizaje con unas heridas leves fue un éxito , podemos considerar que de ahí surgió el primer paracaidas.
Unos 20 años después de varios estudios y modificaciones lo volvió a intentar nuevamente, esta vez confeccionó unas alas de madera recubiertas con plumas de rapaces. Armado de fe y valor se encaminó a los arrabales de la ciudad, a la colina de la Arruzafa. Desde allí tomó impulso y consiguió el aclamado sueño, se mantuvo en el aire y fue capaz de planear durante varios minutos aunque sin dirigir el vuelo se estrelló contra el suelo y se fracturó las dos piernas. Aún así viviría 12 años más tarde. Fue el primer ser humano en toda la historia en VOLAR y como no en Córdoba.
Le rendimos en su merecido homenaje y con nombre de nuestra empresa en honor a él.
Nuestro deber es transmitir esta sensación de manera muy segura, hacer sentir y vivir en primera persona el vuelo de las aves y como no, en Córdoba, Ciudad donde Abbás Ibn Firnás realizó el primer vuelo en la historia humana.